Según el Banco Mundial (BM), unas 50 millones de personas comenzaron a realizar pagos digitales en América Latina durante la pandemia, lo que representa un boom, pero muchas no continuaron utilizando estas herramientas.

Se supone que gran parte de la gente experimentó las ventajas o, mejor aún, adquirió el hábito de manejarse con herramientas digitales, pero otra parte no cultivó la práctica ya que muchos países no tienen buena conectividad o no lograron que la población desarrollara suficiente confianza en los medios electrónicos de pago.

Es claro que el mundo avanza hacia una mayor automatización financiera, pero los escollos en determinadas zonas geográficas o en ciertos grupos es una realidad que está profundizando las brechas en la región.

Este tema está siendo abordado en diversos encuentros de organismos internacionales y entre líderes del mundo digital. En DigiEcon 2022, por ejemplo, (que tuvo lugar el pasado mes de octubre) la Asociación Latinoamericana de Internet (ALAI), de la que son integrantes la Cámara de la Economía Digital del Uruguay (CEDU) y la Cámara Uruguaya de Tecnologías de la información (CUTI), se le dedicó buen espacio al análisis de las barreras para la inclusión financiera digital.

Se corre el riesgo de que la desigualdad en el acceso a las finanzas digitales se profundice.

Ignacio Carballo, especialista de Americas Market Intelligence, mencionó que el 39% de los latinoamericanos tenía al menos una cuenta de ahorro en 2011 y que saltó al 74% en 2021 (datos del BM), pero advirtió que esos accesos no necesariamente significaban que las personas estuvieran usando la cuenta activamente. “Muchas lo hacen, pero otras no, la realidad es muy heterogénea”, dijo.

Lo cierto es que se corre el riesgo de que la desigualdad en el acceso a las finanzas digitales se profundice, si no se toman medidas a nivel de políticas públicas y de empresas privadas.

Uruguay es uno de los países más avanzados de la región en esta materia, pero igualmente se verá afectado, directa o indirectamente, ya que la conectividad va más allá de fronteras, y los negocios también.

Guillermo Varela, presidente de CEDU, coincidió en que “hay temperaturas diferentes en cada país”, y que en Uruguay la penetración de la telefonía celular y el uso de la economía digital han avanzado fuerte, a veces con “aprendizajes bruscos” (por la aceleración en la adopción de medios digitales que representó la pandemia), pero efectivos.

Las barreras en la región existen en varias dimensiones: dificultades de acceso a buen internet, falta de bancarización, capacitación financiera digital insuficiente de las pymes, cargas tributarias no dimensionadas, desconfianza en el sistema por fraude digital y piratería, dificultades logísticas (en algunos países se utiliza mucho el e-commerce pero los productos no llegan en plazos razonables), brechas sociales, de género, urbano/ rural.

Diego Gambia, country Manager de Mercado Libre, atrajo la atención con el dato de que más del 50 % de la población no está bancarizada en América Latina, por lo que no tiene acceso a herramientas de e-commerce. Asimismo reconoció que para mejorar la experiencia de los clientes que sí utilizan el e-commerce, debería pulirse la logística de entregas y en especial la de devoluciones.

Fuente: https://www.elpais.com.uy/negocios/noticias/brechas-finanzas-digitales-aumentan-desigualdad-social.htmlz

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