Poco se sabe quiénes son los que están detrás de ella de la vacuna que desarrolla Pfizer y que podría poner fin a la peor pandemia en siglos.

Se trata de una pareja de científicos, ambos hijos de inmigrantes turcos que se fueron a vivir a Alemania a finales de la década de 1960, que fundador BioNTech una biotecnológica que trabaja junto a la gigante farmacéutica estadounidense. Ugur Sahin, de 55 años, nació en Alejandreta, en la costa mediterránea turca, pero vive en el país europeo desde los cuatro años porque padre trabajaba en la fábrica de Ford en la ciudad de Colonia.

Özlem Türeci, de 53 años, es la directora médica de BioNTech. Nació en la ciudad Lastrup, donde su padre, originario en Estambul, trabajaba como cirujano en un pequeño hospital.

Ambos están casados desde 2002 y su única hija nació en 2006. Según contaron al diario Süddeutsche Zeitung, se conocieron en la Universidad de Saarland cuando ella estaba en último año de medicina y él combinaba su especialidad con las clases que dictaba.

Y como buenos alemanes, son trabajólicos. Recuerdan que el día de su matrimonio lo comenzaron en laboratorio y que a medio día fueron al registro civil a casarse. ¿Luna de miel? Nada. En la tarde volvieron a trabajar.

Fundaron BioNTech en 2008 con el oncólogo austríaco Christoph Huber, que todavía forma parte del consejo directivo. Actualmente tiene unos 1.300 empleados de 60 países diferentes (más de la mitad son mujeres y una cuarta parte con doctorados) y está valorada en US$ 21.900 millones.

Y hasta que apareció el virus, los dos se habían centrado en la lucha contra el cáncer con un enfoque significativamente distinto a los tratamientos convencionales contra el cáncer.

Según afirmaron ambos a la cadena Deutsche Welle, dado que no hay dos pacientes con cáncer en los que la mutación genética de las células cancerosas sea exactamente la misma, los pacientes no deben ser tratados de manera uniforme con cirugía, quimioterapia o radiación, dicen los dos médicos. Por el contrario, cada paciente necesita un tratamiento especialmente diseñado para él.

Así, dice la cadena alemana, Sahin y Türeci aprovechando las defensas del cuerpo humano, buscan desarrollar una inmunoterapia que estimule los mecanismos de autocuración y utilice la propia fuerza del cuerpo para hacer que los tumores malignos sean inofensivos.

Desde orillas del Rin

Desde 2001, Sahin y Türeci tienen su sede en Mainz, una ciudad en el río Rin.

Y fue aquí que comenzaron como emprendedores. Cuando trabajaban en el hospital universitario de Mainz, la pareja trató de instalar un laboratorio de investigación para estudiar cómo los sistemas inmunológicos podrían atacar las células cancerosas. Sin embargo les fue imposible conseguir fondos ello y “simplemente comenzamos nuestra propia empresa”, dijo Sahin. Así, su primera empresa, fundada en 2001, se llamó Ganymed. La compañía se transformó en pionera en terapias de anticuerpos de precisión contra el cáncer, se vendió a la compañía farmacéutica japonesa Astellas por US$ 1.000 millones en 2016.

Hoy, la prensa alemana sitúa a la pareja entre 100 mayores fortunas del país.

Una “turca prusiana”

Türeci y Sahin son hijos de los llamados “Gastarbeiter” o “trabajadores invitados”, inmigrantes que llegaron a Alemania a finales de la década de 1960 en los que había también miles de españoles y portugueses.

Y es por esto que el éxito de ambos es motivo de celebración en Alemania. El país ha estado bajo gran presión con el tema de los inmigrantes durante la última década, que se suman a los más de nueve millones de alemanes de origen turco cuya integración ha sido complicada y estigmatizada por políticos nacionalistas. Es por ello que el caso de esta pareja es descrito por los medios alemanes como un caso de integración ejemplar y son casi considerados héroes.

De hecho, la misma doctora Türeci se describe a si misma como una “turca-prusiana”. El diario berlinés Tagesspiegel publicó que su éxito es “un bálsamo para el alma” de los alemanes con raíces turcas después de décadas de ser estereotipados por tener un bajo nivel educativo.

“Ambos fundaron la empresa BioNTech. Están casados. Tiene una hija. Están obsesionados con la ciencia. Su vacuna está en camino a la aprobación. Su empresa tiene su sede en Mainz, y ambos van en bicicleta a su laboratorio. Son los niños de trabajadores invitados que se graduaron de la escuela secundaria en Alemania fueron a las universidades. Niños trabajadores invitados que se volvieron más sabios e inteligentes que los demás. Eso es lo fantástico de esta historia. Y no tiene nada que ver con el origen”, escribió Franz Josef Wagner, columnista de Bild.

Operación “Lightspeed”

Según contaron a diferentes medios alemanes, como al diario Süddeutsche Zeitung y la revista Der Spiegel, empezaron el 27 de enero a trabajar en el covid-19, mucho tiempo antes de que se propagara y paralizara al mundo entero. El nombre del proyecto lo dice todo: “Lightspeed” (velocidad de la luz, en inglés).

“Sentimos el deber de explotar toda nuestra tecnología y experiencia en inmunoterapias para ayudar a paliar la emergencia de la pandemia de la covid-19”, afirmó Sahin en un comunicado en marzo. Ese mismo mes, BioNTech anunciaba su colaboración con Pfizer para “co desarrollar una potencial vacuna contra la covid-19”. “Es nuestra tecnología. Trabajar con Pfizer es una cooperación ideal que nos permite desarrollar una potencial vacuna y tenerla disponible en el menor tiempo posible”, afirmó Sahin a Der Spiegel.

“La cooperación es crucial en este desafío global. No hay discusión sobre si la vacuna debe estar disponible solo para China, Alemania o EE.UU.”, dijo también Sahin al diario Frankfurter Allgemeine Zeitung. Agregó que no habrían aceptado trabajar con Pfizer si, por ejemplo, hubieran condicionado la distribución exclusivamente a EE.UU., como quería el Presidente Donald Trump.

Imagen: Biontech

 

Fuente: https://segreader.emol.cl/2020/11/12/A/RV3SNT5A/light?gt=134501

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