¡Firmado!
Por Fernando Navia
El 6 de diciembre, la Unión Europea (UE) y los países del Mercosur (constituido por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) firmaron un acuerdo de comercio después de 25 años de negociaciones. Para su vigencia, debe ser aprobado por cada uno de los países miembros, lo cual implica intensas negociaciones. Por ello, ya se escuchan en Europa apoyos y rechazos al texto firmado. ¿Qué condiciones del acuerdo despiertan estas polémicas? ¿Quién gana y quién pierde? ¿Qué lecciones nos deja?
En agricultura, centro de la polémica, la UE otorgaría beneficios arancelarios al 82 % de las partidas arancelarias de las exportaciones del Mercosur y este hará lo mismo con el 93 % de aquellas partidas mediante las cuales importa de la UE. Para los productos sensibles hay cuotas y periodos de desgravación. Las cuotas que daría la UE a las exportaciones de Mercosur no representan una amenaza grave para los productores europeos. Por ejemplo: Mercosur tendría preferencias arancelarias para 99.000 toneladas de carne de res, cifra equivalente al 1,6 % del consumo de la UE y a la mitad de las 200.000 toneladas anuales que actualmente exporta a la UE. Las carnes de cerdo y de aves de corral del Mercosur contarían con cuotas anuales de 25.000 y 180.000 toneladas métricas, respectivamente. El maíz, el arroz, el etanol y otros productos sensibles cuentan con similar tratamiento.
El Mercosur también ha establecido cuotas a los productos que podrían impactar el empleo agropecuario en sus países: 30.000 toneladas métricas para el ingreso de quesos de la UE con preferencias arancelarias a desgravar en diez años, así como reducciones arancelarias graduales para frutas frescas, vinos, aceite de oliva, chocolate, etc.
El acuerdo impactaría en la estructura de cadenas, industrias y sectores: obliga a las partes a adherirse al Acuerdo de París sobre cambio climático y a combatir la deforestación, liberaliza los servicios marítimos, elimina impuestos de entrada de litio del Mercosur a la UE, aumentando exigencias e incentivando la competencia a favor del consumidor.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, ya anunció su oposición al acuerdo, en defensa de los agricultores franceses, mientras desde Alemania y España ya hay pronunciamientos en favor de este, en aras del crecimiento y diversificación de sus exportaciones.
Hasta aquí habría más por ganar que por perder. Un mercado que integra a 780 millones de personas, en que una de las partes realiza el 14 % de las compras mundiales y tiene un ingreso per cápita que supera los $ 46.000 anuales, es un detonador de oportunidades comerciales. Ofrece a las empresas de ambos bloques la oportunidad de aumentar sus ventas, la escala de sus operaciones, su productividad y especialización. Incrementa y mejora la calidad del empleo y les otorga a las empresas mayor poder negociador en negociaciones con cadenas de suministros como las de Estados Unidos o China.
Que los países de ambos bloques aprueben el acuerdo. Que a los gobiernos firmantes los mueva para ello el logro del éxito de sus empresas, la protección de sus ciudadanos más vulnerables y la satisfacción de sus consumidores.
Fuente: https://www.eluniverso.com/opinion/columnistas/firmado-nota/