Hay muchos factores que influyen en que a pesar de que la economía del país sigue dando señales positivas, la mayoría de los estadounidense se muestran pesimistas. Tiene un peso importante la posición política, pero los economistas señalan en particular los persistentes efectos financieros y psicológicos del peor episodio de inflación en cuatro décadas.
La inflación ha alcanzado un mínimo de dos años y medio en Estados Unidos. La tasa de desempleo se ha mantenido por debajo del 4%. Y la economía ha desafiado repetidamente los vaticinios de una recesión. Sin embargo, todo eso es insuficiente para borrar la visión sombría que muchas personas tienen sobre la economía del país, según encuestas.
La semana pasada, el gobierno informó que los precios al consumidor permanecieron estables en septiembre frente al mes previo, en la más reciente señal de que la inflación se sigue desacelerando. Otro informe mostró que, si bien los estadounidenses suavizaron sus compras, todavía gastan lo suficiente como para impulsar el crecimiento económico.
Aun así, alrededor de tres cuartas partes de los encuestados el mes pasado por The Associated Press-NORC Center for Public Affairs Research dijeron que el estado de la economía es pobre. Dos tercios respondieron que sus gastos habían aumentado, mientras que solo una cuarta parte dijo que sus ingresos lo habían hecho.
Esa desconexión plantea un desafío político para el presidente Joe Biden y su campaña de reelección. Las encuestas muestran consistentemente que la mayoría de los estadounidenses desaprueba su manejo de la economía.