El mes pasado conmemoramos el día de la mujer donde las susceptibilidades acerca del qué y como decirlo se ha vuelto cada vez más complicado. Sin embargo, este camino nos coloca desde otra mirada en el tema de los vínculos y los afectos.
También en marzo, celebramos el día de la felicidad y aparecieron miles de investigaciones que reflejan si somos o no felices tanto en forma individual o en términos sociales, ubicando a nuestros países en algún rating por ahí de algún medio de prensa.
Siempre he cuestionado estos estudios y me hace cada vez más ruido, esas definiciones como la felicidad, la paz, la equidad como lugares a los que hay que llegar, donde siempre tenemos la sensación de no alcanzar la meta, como el conejo detrás de la zanahoria. Esos conceptos no son lugares según mi mirada, sino que son actitudes frente a las cuales solo queda trabajar desde dentro para sentirnos en paz.
Todos los estudios que me permiten reflexionar sobre estos conceptos me hacen ver que la vida no es de ninguna forma, sino es como la veo y eso esta determinado por como soy hoy, que seguramente no será la misma en tres meses más.
En esta mirada los vínculos parecen ser lo fundamental en la vida, cuantos lazos de afectos tenemos parece ser una linda forma de evaluar tu vida y de verla de una manera grata y confiable. Sin embargo, mantener estos afectos en el mundo de hoy parece ser una paradoja. Cada vez tenemos mas formas de conectar con el otro y también estamos en muchos casos más lejos de ellos.
Entonces para mantener vínculos por mucho tiempo parece ser fundamental el reconocer quien soy yo y también quien es el otro, pero por sobre todo es observar cómo vamos cambiando con el tiempo para respetar esos procesos evolutivos. Por lo tanto, es claro que por ejemplo el respeto a los espacios de silencio y de cada uno va a permitir que ese vínculo dure en tiempo.
Otro aspecto que me parece importante es colocarse a disposición del otro en lo que pueda acompañar y no hacerlo como a mí me gustaría que me acompañaran o hacer lo que yo creo que el otro necesita sin preguntar si aquello efectivamente es lo que le hace falta.
Los vínculos permanentes requieren del entendimiento de que los procesos de la vida nos alejarán en algunos tiempos y nos podrán acercar en otros y eso no define la profundidad del afecto que nos tenemos.
Es maravillosa la sensación que seguramente has sentido, el dejarse de ver con alguien importante y verla de pronto y te permite evaluar que el tiempo no ha pasado y las conversaciones siguen en el mismo punto donde quedaron. Esa sensación que permite comprobar que el tiempo es subjetivo y que los afectos lo traspasan, hace que todos estos conceptos mencionados al principio adquieran un sentido distinto ya desde la tranquilidad, la paz y la armonía
Tal vez si dejáramos de pelear desde la rabia cada uno de estos términos y como los vínculos importantes los cuidáramos, seguro que avanzaríamos más rápido e iríamos más lejos con ellos, casi como si fuera ilusoriamente a una meta determinada.
Esta analogía entre estos conceptos y los vínculos permanentes o afectos llamados de larga duración no tiene otro objetivo que hacerte pensar que los mismos cuidados que debiéramos tener con los que queremos lo debiéramos trabajar en situaciones sociales, donde podríamos ser y esa es la invitación a ser el mund0 que queremos ver.
Si quiero un mundo con equidad, tengo que ser equitativa, si quiero un mundo feliz como sea que lo defina, tengo que ser esa definición y si quiero vínculos de larga duración tengo que tomar la decisión de trabajar por aquello.
Todos los procesos individuales y sociales requieren valentía, honestidad y no arrancar de los conflictos que generan mantenerlos y resolverlos. La verdad duele, pero no daña, y eso en estos vínculos es fundamental de entender y aplicar en lo cotidiano.
La aceptación, la flexibilidad, la confianza y la paciencia parecen ser habilidades claves para vivir en estas situaciones durante el paso del tiempo, pero la que mas me gusta elegir es la evaluación del camino recorrido, lo aprendido, lo avanzado y la gratitud por ello. Si a ello le sumamos el sentido del humor acerca de nosotros mismos, todos los procesos desafiantes se harán más difíciles de transitar.
Quiero aprovechar y te invito a ti también a hacerlo para agradecer a las mujeres que me han enseñado a ser mujer y los hombres que han valorado este camino. Agradecer de quienes he aprendido distintas concepciones de la felicidad y desde ahí a todos mis vínculos que se han o mejor dicho que hemos mantenido por mucho tiempo.
Has el ejercicio de agradecer los silencios, las risas y los llantos. Agradecer los conflictos y los aprendizajes mutuos y las distancias y las cercanías del camino. Agradecer a la vida el habernos colocado cerca en este escenario para mirarnos como espejos y desde ahí desarrollar nuestra mejor versión la que sin duda es mejor hacer en tribu y en compañía que solos.
Escrito por: Pilar Sordo
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