Por Sonia Schott
La Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos encontró en su último informe del 6 de junio que, “el empleo total en nómina no agrícola fue de 139,000 personas en mayo, y la tasa de desempleo se mantuvo estable en el 4.2%. Específicamente, el empleo continuó su tendencia al alza en los sectores de la atención médica, el ocio y la hostelería y la asistencia social”.
Estos datos fueron bienvenidos por sectores económicos y financieros pues apaciguaron temores de deterioro de la economía estadounidense en parte por, la incertidumbre ante las políticas arancelarias del presidente Donald Trump y el «Gran y Hermoso proyecto de ley» de presupuesto nacional de la administración, el cual ha encontrado resistencia para su aprobación en el Senado, por el impacto que tendría en el incremento de la deuda nacional, cuyo extraordinario monto ya asciende a unos 36,2 billones de dólares, según USAFacts, lo que representa el 122% de su PIB.
El reporte laboral, que se publica cada primer viernes de mes, registró que el sector sanitario fue uno de los más activos pues creó 62.000 puestos de trabajo, una cifra superior al aumento mensual promedio de 44.000, durante los 12 meses anteriores” y es que, en mayo, se registraron aumentos de empleo en hospitales (+30.000), servicios de atención médica ambulatoria (+29.000) y centros de atención de enfermería especializada (+6.000).
Asimismo, el empleo en las áreas de recreación y hostelería continuaron su tendencia al alza con 48.000 nuevos puestos, principalmente en servicios de alimentación y bebidas 30.000. Hace 12 meses, ambos sectores habían creado un promedio de 20.000 puestos de trabajo al mes
Igualmente, la asistencia social añadió 16.000 nuevos empleos “lo que refleja el crecimiento continuo en servicios individuales y familiares” según el reporte oficial.
El empleo en el gobierno federal continuó disminuyendo en mayo (-22.000) y ha bajado en 59.000 desde enero.
¿Por qué importa esta información?
Los informes de empleo son cruciales para conocer el estado de la economía; por ejemplo, un fuerte crecimiento del empleo habla de una economía en expansión. Por el contrario, un aumento del desempleo presagia problemas económicos.
“El empleo mostró pocos cambios a lo largo del mes en otras industrias importantes, como minería, canteras y extracción de petróleo y gas; construcción; manufactura; comercio mayorista; comercio minorista; transporte y almacenamiento; información; actividades financieras; servicios profesionales y empresariales; y otros servicios” añade el reporte.
Asimismo, el salario promedio por hora, en nóminas privadas no agrícolas aumentó 15 centavos, o un 0,4 %, hasta los 36,24 dólares en mayo. En los últimos 12 meses, el salario promedio por hora ha aumentado un 3,9 %.
Pero entonces, ¿cómo está la economía estadounidense?
Tomando en cuenta que hace poco, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos,(OCDE) que reúne a países con economías avanzadas para promover políticas que fomenten la prosperidad, la igualdad y las oportunidades, recortó su pronóstico de crecimiento para Estados Unidos pero, “en contraposición a estas señales de cautela, la publicación de los datos más esperados de la semana —el informe mensual de empleo estadounidense.— desafió las expectativas de consenso al superar las previsiones, acompañada de un sólido crecimiento salarial” de acuerdo al economista, empresario y presidente del Queens’ College de Cambridge y asesor económico jefe de Allianz, Mohamed El-Erian.
Las partes claves del reporte son las nóminas no agrícolas, porque hablan de los empleos agregados o perdidos. Por ejemplo, un aumento de 250.000 empleos habla de un crecimiento sólido y entre 150.000 a 200.000 puestos, se considera una cifra saludable, especialmente cuando hablamos de Estados Unidos.
“Creo que estamos viendo una enorme resiliencia en la economía estadounidense” ha dicho John Waldron, presidente y director de operaciones de Goldman Sachs, la firma global de banca de inversión.
Waldron estima que la economía estadounidense está estable.
“El consumidor estadounidense se mantiene básicamente sano y el gasto y el empleo son sólidos. Hay un fuerte impulso fiscal. El gobierno continúa gastando; aunque hablamos mucho de DOGE y otros elementos de reducción del gasto, la realidad es que los datos duros muestran que el Gobierno continúa gastando”.
DOGE, por sus siglas en inglés, es el Departamento de Eficiencia Gubernamental, establecido por orden ejecutiva a principios de 2025, para optimizar las operaciones gubernamentales y reducir el gasto público.
Para este ejecutivo financiero, “todos esos factores en Estados Unidos. conducen a un escenario probable en el que no tendremos recesión.”
Las grandes incógnitas, según Waldron serían: dónde acabarán finalmente los aranceles y la suerte de las tasas de interés, en particular las de largo plazo, que tiene que ver con la dirección a futuro de la política de la Reserva Federal.
Durante el primer mandato de Donald Trump, la tasa de inflación varió. En 2017, su primer año completo, la inflación anual fue del 2,5%, alcanzando un máximo del 2,9% en junio y julio de 2018. En marzo de 2025, la inflación fue del 2,4%, y en abril de 2025, cayó a un 2,3%.
Durante la presidencia de Joe Biden, todavía bajo los efectos de Covid-19, la inflación alcanzó un máximo del 9,1%, en junio de 2022, antes de disminuir. Fue su nivel más alto en cuatro décadas. Sin embargo, la inflación ha estado disminuyendo desde entonces.
Sin embargo, los mercados esperan recortes de tasas más agresivos pero la Reserva Federal (Fed) ha señalado que quiere ver señales más convincentes de que la inflación está regresando de forma sostenible a su objetivo del 2%.
Hay coincidencia en el sector, de que por ahora la economía estadounidense mantiene un bajo desempleo, un sólido gasto de los consumidores y un crecimiento del PIB decente y estos datos reducen la urgencia de recortar las tasas, aunque otros que ven indicios de estrés crediticio por: una desaceleración de la actividad inmobiliaria y un declive en la confianza de las pequeñas empresas, lo que sugiere que los riesgos se están acumulando.
Morgan Stanley, otra firma global de servicios financieros, no prevé recortes de tasas hasta 2026, a menos que la economía entre en recesión este año.
La Fed recortó las tasas en un punto porcentual a finales de 2024, tras la moderación del pico de inflación provocada por la pandemia, pero ha hecho una pausa desde entonces, ya que los acuerdos a las importaciones amenazan con reavivar el alza de precios.
La preocupación radica en que la trayectoria de las tasas de interés ya no es predecible. Los datos no muestran una dirección clara, lo que genera incertidumbre en los mercados.
Además, la inflación en mayo aumentó ligeramente a 2,5 % general, debido al impacto de los aranceles, lo que llevó a favorecer el mantenimiento de tasas altas.
Igualmente, el mercado laboral muestra indicios de desaceleración: mayo creó 139.000 empleos por debajo del promedio de 149.000 por mes, con un desempleo estable en torno al 4,2 %.
El crecimiento promedio mensual de empleos en 2025 fue de 124.000, una desaceleración en comparación con los 168.000 mensuales de 2024.
La paciencia parece imperar en la Fed para esperar señales más claras antes de ajustar las tasas.
Después de la crisis financiera de 2008, los inversores y los responsables políticos comenzaron a seguir el informe laboral de la Oficina de Estadísticas, con mayor atención, ya que la recuperación del empleo se volvió fundamental para la salud económica y durante y después de la COVID-19 (2020-2022), los datos de empleo se convirtieron en un indicador casi en tiempo real de la recuperación económica.
Por su parte, los estrategas de Wall Street se muestran optimistas y no temen a una desaceleración bursátil este verano, a pesar de algunos indicios de un enfriamiento del mercado laboral y una desaceleración de la actividad económica.