Por Sonia Schott
Hay una máxima que todavía se mantiene y es que, si el precio del dólar estadounidense baja, el del oro sube y viceversa y esto se explica porque el oro se cotiza en dólares a nivel mundial, entonces si el dólar se debilita, hay que invertir más para comprar la misma cantidad de oro, impulsando su precio al alza.
Desde comienzos de 2025, el dólar estadounidense se ha depreciado aproximadamente un 7,3 % frente a la cesta de principales divisas.
Durante el mismo período, el precio del oro aumentó aproximadamente un 25,74%, alcanzando máximos históricos, superiores a los 3.500 dólares por onza.
Sin embargo, volvió a caer a comienzos de semana, a medida que las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China parecían suavizarse.
Tradicionalmente el oro se ha considerado un activo refugio, durante las turbulencias económicas, ya que tiende a conservar su valor cuando las divisas o los mercados se vuelven volátiles.
Los inversores suelen recurrir al oro durante periodos de inflación, recesiones o crisis geopolíticas, ya que es un activo físico no vinculado a ningún país o gobierno específico.
El anuncio de La Casa Blanca de la imposición de un arancel del 10% sobre todas las importaciones estadounidenses, junto con gravámenes adicionales sobre el acero y el aluminio, aumentó la preocupación de los inversionistas por una posible guerra comercial global, lo que impulso un giro en la compra, de activos tradicionales como los bonos del Tesoro estadounidense y el dólar, se empezó a privilegiar el oro como una reserva de valor más estable.
Al igual que otras materias primas, los precios de los metales preciosos suben con la demanda, por lo que, cuando la ansiedad o la inestabilidad económica son altas, el precio sube.
China, por ejemplo, se encuentra enfrascada en una agresiva acumulación de oro como parte de una estrategia que busca reducir su exposición a activos en dólares, en particular a los bonos del Tesoro estadounidense. Al aumentar sus reservas de oro, busca mitigar los riesgos asociados con la volatilidad del dólar, posibles sanciones estadounidenses y además fortalecer su independencia financiera.
Pero China no es el único país en aumentar sus reservas de oro. Otros como Rusia, Polonia, India o Kazajistán también se encuentran en lo mismo.
Este cambio global hacia el oro subraya la iniciativa colectiva de los bancos centrales para buscar estabilidad en medio de la incertidumbre económica y geopolítica.
El aumento del precio del oro no solo refleja la confianza de los inversores, sino que también puede servir como barómetro de la confianza económica.
Históricamente, el aumento del precio del oro ha sido señal de aprensión respecto a políticas económicas y al liderazgo, sostiene, el presidente de Lane Financial, Northfield de Illinois, Morton Lane, quien en una carta al Financial Times, señaló que el reciente aumento del precio del oro representa un voto simbólico de «censura» por parte del mercado global.
“Es una expresión colectiva global de preocupación cuando el precio del oro sube y de satisfacción cuando baja” afirmó Lane.
La historia del oro es prueba de sus altos y bajos.
En 1971, el oro dejó de ser el valor de respaldo internacional de monedas como el dólar estadounidense, entre otros motivos por su falta de flexibilidad ya que los gobiernos solo podían emitir la cantidad de moneda que tenían para respaldarla en oro, limitando su capacidad para responder ante las crisis económicas o estimular el crecimiento.
El presidente Richard Nixon, puso fin a la convertibilidad del dólar en oro para frenar la inflación y salida del oro, marcando el fin del patrón oro y dando comienzo a la era de las monedas fiduciarias o dinero respaldado por gobiernos y no por materias primas.
Además, a medida que el comercio internacional empezó a expandirse, al finalizar la Segunda Guerra Mundial, la cantidad de oro en el mundo no podía satisfacer la creciente demanda de moneda, especialmente de dólares estadounidenses.
Luego de la Segunda Guerra Mundial, la mayoría de los países fijaron sus monedas en torno al dólar estadounidense, que era convertible en oro, pero a finales de la década de 1960, Estados Unidos imprimía más dólares de los que podía respaldar con oro (debido al gasto bélico y los déficits), lo que provocó que los países perdieran la confianza en el sistema de Bretton Woods.
Por lo pronto, los expertos sugieren que, a menos que se produzca una disminución significativa de las tensiones comerciales o un cambio en la política monetaria, los precios del oro podrían continuar su trayectoria ascendente.
Goldman Sachs proyecta que los precios podrían superar los 3.700 dólares para finales de 2025, especialmente si los bancos centrales mantienen sus tendencias actuales de compra de oro, pero no hay que olvidar que la oferta de oro es limitada; la producción es costosa y lenta y si la demanda sigue superando a la oferta, los precios podrían subir demasiado como para justificar nuevas compras.