Por Sonia Schott
La reciente imposición de aranceles por parte del presidente, Donald Trump, ha generado incertidumbre en el sector económico y bursátil y la industria petrolera mundial, no ha escapado a sus efectos.
Los precios del petróleo cayeron inicialmente, hace una semana por debajo de los 60 dólares por barril, su nivel más bajo en cuatro años, antes de repuntar a 60,70 dólares para luego volver a bajar.
La volatilidad del mercado petrolero también se vio influenciada por la pausa temporal anunciada por La Casa Blanca, en ciertas subidas de aranceles, lo que provocó un repunte parcial de los precios del petróleo.
Si bien, los aranceles han contribuido a una caída de aproximadamente el 16% en los precios del crudo, la baja en los precios está más estrechamente relacionada al temor por una desaceleración económica mundial y una intensificación de las tensiones comerciales, por encima de factores tradicionales como la oferta y la demanda.
Los analistas temen que si los precios del petróleo continúan bajando, la producción nacional estadounidense podría verse afectada negativamente, repercutiendo en los operadores de yacimientos de esquisto y petróleo.
Si bien la estrategia en Washington pasa por privilegiar mayor producción de combustibles fósiles bajo el llamado “drill, baby drill” que contempla la desregulación y expansión de la infraestructura energética, como medio para lograr la dominación energética estadounidense, otros factores pueden dificultar los objetivos.
Para la Administración de Información Energética estadounidense (EIA), los mercados petroleros globales se mantendrán relativamente ajustados hasta mediados de 2025, antes de comenzar gradualmente a acumular inventarios de petróleo a finales de este año.
La (EIA) ha ajustado a la baja sus proyecciones de crecimiento de la demanda mundial de petróleo, alegando los efectos negativos del aumento de los aranceles y la incertidumbre comercial.
La EIA ahora pronostica un aumento de tan solo 900.000 barriles diarios en 2025, una reducción con respecto a las estimaciones anteriores. Esta revisión refleja la preocupación de que las continuas disputas comerciales puedan frenar el crecimiento económico y, en consecuencia, el consumo de energía a nivel mundial.
Por su parte, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP +) que agrupa aproximadamente el 40% de la producción de petróleo crudo mundial, anticipa ahora un crecimiento de la demanda de crudo de 1,3 millones de barriles diarios este año y el próximo, unos 150.000 barriles diarios menos que sus estimaciones previas, según el informe mensual del grupo.
Ante está situación, la OPEP+ anunció un aumento en la producción de petróleo en 411.000 barriles diarios en mayo, como parte de un plan para eliminar gradualmente sus recortes de producción anteriores.
Esta decisión, anunciada a principios de abril, provocó la caída de los precios del petróleo.
A nivel internacional, el efecto dominó de los aranceles, ha exacerbado las tensiones comerciales, en particular entre Estados Unidos, China Y Europa.
Los aranceles de represalia hacia China, han afectado significativamente las exportaciones de gas natural licuado (GNL) de Estados Unidos, provocando un estancamiento a pesar de los contratos firmados previamente que anticipaban un crecimiento.
“Los precios del petróleo se desplomaron el 10 de abril de 2025, con el crudo WTI y el Brent experimentando caídas significativas debido al aumento de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, incluyendo subidas de aranceles. Factores de oferta, como la interrupción del oleoducto Keystone y el aumento de los inventarios de crudo estadounidense, contribuyeron a la presión a la baja sobre los precios del petróleo, desestabilizando aún más el mercado” según Michael Kern de Oil Price.com.
Estos acontecimientos, sumados a la potencial amenaza de una recesión mundial, plantean riesgos para la posición de Estados Unidos como principal exportador de energía.
El enfoque de Trump, «América Primero», impulsó la producción energética nacional, especialmente de petróleo de esquisto, impulsando el papel de Estados Unidos como principal exportador. Sin embargo, sus políticas comerciales están generando efectos colaterales pues amenazan con interrumpir las cadenas de suministro globales, reducir el comercio internacional y, en última instancia, debilitar las proyecciones de la demanda mundial de petróleo.
Los precios del petróleo son cada vez más impredecibles a medida que los mercados responden tanto a la expansión de la oferta estadounidense como al temor a una desaceleración del crecimiento mundial.
Los especialistas advierten cautela sobre la continua volatilidad y la posibilidad de que los precios caigan hacia los 50 dólares por barril ante una fragilidad de la demanda mundial y el aumento de las barreras comerciales, lo que generará más incertidumbre en el mercado petrolero.