Hace días producto de un tema personal, empecé a estudiar el valor de las preguntas en el proceso de aumentar nuestro autoconocimiento y sobre todo cómo estas, permiten aumentar nuestros niveles de conciencia .

La pregunta permite desarrollar coraje y valentía, porque quien la hace, está dispuesto a recibir una respuesta que no sea de su agrado y sin embargo la elabora desde la curiosidad.

Las preguntas aparecen cuando las certezas se empiezan a acabar o nos invaden sentimientos de inseguridad frente a un tema que evidentemente nos preocupa.

Quien hace una pregunta lleva dentro de sí cierta inocencia y fragilidad que le permite colocarse a disposición del otro. También el hacer una pregunta se reconoce al otro en su diversidad y en su validación como ser humano para darme una opinión.

Cuando era niña, se pensaba que habían preguntas inadecuadas o mal llamadas “tontas”, sin embargo ya se sabe que las que poseen estas características son las respuestas y no las inquietudes de quien las hace.

Es importante evaluar cuantas preguntas nos hacemos día a día y con cuanto coraje somos capaces de responderlas. La primera dificultad es que preguntas me hago a mi mism@ para ser más consiente de mi cada día.

En mi caso cuando empecé a estudiar este tema con algunos filósofos latinoamericanos, me decían que la esencia de esta disciplina son las preguntas y generar desde ahí las claves del conocimiento y que concordaban conmigo que la clave de una buena educación a los hijos es hacerles buenas preguntas y no darles buenas respuestas para aumentar su capacidad de reflexión y de expansión del mundo.

Si son tan importantes las preguntas, porque las respondemos casi siempre en automático como el clásico: ¿cómo estás?, bien ¿y tú? … cuando todos sabemos que responder esa pregunta es mucho más complicado que lo que parece.

Claramente las preguntas dan miedo, nos muestran un mundo donde el control tiende a desaparecer, y tal vez nos llevan a mundos desconocidos de nosotros mismos.

¿Que tendrías que preguntarte hoy al estar leyendo esta reflexión?, a lo mejor no es hacia tu interior sino que es hacia otro y ahí la exposición y la fragilidad quedan más expuestas ya que quedamos a expensas de quién tendrá que responder.

Nunca se olviden de que uno es responsable de lo que dice pero no de lo que el otro interpreta, por lo tanto la humildad y la auto responsabilidad parecen claves para ejercer el derecho a la duda.

Otro elemento que determina que hagamos o no el ejercicio de preguntar es la creencia de que no podemos decir No Sé a algo . Siempre tendríamos que saber todo y las pausas o el reconocimiento de que no tenemos la información esta mal visto a nivel social y ni hablar a nivel profesional o académico.

El derecho a no saber o a cambiar de opinión debiera ser ejercido con mayor frecuencia si queremos una sociedad respetuosa y responsable frente a los demás.

Te invito por lo tanto a revisar cuantas preguntas te haces a diario acerca de tus comportamientos y emociones, siendo capaz incluso de mirar tus creencias limitantes para ser más flexible y estar en paz.

Después de revisar en tu interior pregúntate a quien tendrías que preguntarle algo y te da miedo o vergüenza hacerlo. La pregunta es porque te podría generar ambas emociones.

Probablemente sea porque uno o está dispuesta a aceptar las consecuencias de aquella respuesta que no es lo que esperaba, ni lo que quería escuchar.

Desde ahí es donde las preguntas son una invitación al crecimiento personal y a desarrollar el acto de reconocer la verdad en el otro aunque no me guste verla.

Mucho más difícil tal vez es reconocer la verdad dentro de uno y desde ahí aprender a pedir ayuda en lo que se necesite.

Sino sé de decoración por ejemplo, decir o pedir ayuda puede ser un tremendo acto de grandeza que si lo llevamos a situaciones más complejas y profundas nos aportaran a un lugar dentro de nosotros que desconocemos.

Es por esto que el preguntar y pedir ayuda van de la mano y requieren las mismas habilidades psicológicas para ejercitar durante este mes.

Atrévanse a preguntar y a pedir ayuda durante este tiempo hasta que nos volvamos a encontrar , quizás con algunas respuestas pero seguro que con más interrogantes acerca de la vida y de nosotros mismos que al inicio de este ejercicio.

Mucha suerte y valentía a ver lo que a veces nos cuesta reconocer.

Escrito por: Pilar Sordo

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