«En el comercio de América Latina ya hay una moneda única. Se llama dólar».

Esta mezcla de ironía y escepticismo que destilan las palabras de Juan Batteleme, profesor de relaciones internacionales de la Universidad de Buenos Aires, sobre el anuncio de Brasil y Argentina de articular una divisa común, es la misma que se extiende entre muchos analistas.

El ex economista jefe del FMI, Olivier Blanchard, respondió a la noticia con cuatro palabras: «Esto es una locura», al tiempo que la prestigiosa revista The Economist tachó el proyecto de «estrambótico».

«Uniría a la economía más grande de América del Sur con una de las más enfermas«, afirmó el semanal en referencia a Argentina, un país que trata estos meses de evitar a toda costa el que sería su décimo default de deuda soberana desde su independencia en 1816.

Y es que tras el anuncio muchos creyeron que las principales economías de América del Sur pretendían crear algo como el euro que reemplazaría tanto al peso argentino como al real brasileño.

La sugerencia de invitar más adelante a otras naciones latinoamericanas a unirse tendría potencial de crear el segundo bloque monetario más grande del mundo, tras la Unión Europea.

Una unión monetaria que cubriera toda América Latina representaría alrededor del 5% del PIB mundial. Por comparar el euro, abarca alrededor del 14% del PIB mundial cuando se mide en términos de dólares.

Pero esta aspiración, coinciden los economistas, carece de fundamento ya en su origen.

«No tendría ningún sentido que un país como Brasil, que tiene una inflación del 5,8% y 330.000 millones de dólares de reservas internacionales, vinculara su destino monetario a un país que incurre en impagos en serie como Argentina, con una inflación del 95% anual y menos de 10.000 millones de dólares de reservas internacionales netas», argumenta Thierry Larose, gestor senior de la firma Vontobel.

Antecedentes

Sin embargo, no es la primera vez que Brasil y Argentina se han sentado hablar de una moneda común. Las conversaciones fracasaron en el pasado debido, sobre todo, a la oposición del banco central de Brasil.

Pero el antecedente histórico que más podría aproximarse a la idea de «Sur», que es como han bautizado Argentina y Brasil a su moneda, es el Sucre un acrónimo en español que significa «Sistema Unificado de Compensación Regional».

Fue propuesto inicialmente por Cuba para facilitar el comercio transfronterizo entre los países «bolivarianos» (Bolivia, Cuba, Nicaragua y Venezuela).

«Esa iniciativa pretendía liberar a esos países del yugo del dólar, no solo porque los regímenes bolivarianos son anti americanistas por naturaleza, sino también porque la mayoría de esos países tienen reservas internacionales bajas y acceso limitado a financiamiento en dólares para sus importaciones», recuerda Larose.

Fuente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-64517762

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