Los teléfonos celulares se han convertido en una pieza esencial para muchas personas alrededor del mundo. A través de ellos podemos contactarnos con nuestros seres queridos, leer noticias, ver contenidos en el streaming o simplemente distraernos mediante el uso de redes sociales.

Pero más allá de lo que estos aparatos significan en nuestro día a día, la tecnología que los desarrolla se ha convertido en una industria que mueve exuberantes cifras de dinero y que ha atraído el interés de las potencias más grandes del globo: Estados Unidos y China.

Tanto los celulares como los computadores y otros artefactos electrónicos necesitan de microchips para funcionar.

Estos componentes son fabricados con cada vez más potencia de funcionamiento y con un tamaño progresivamente menor, a través de estrategias que luchan por liderar el mercado.

Si bien, los microchips que tienen los iPhone de Apple son diseñados en Estados Unidos, estos son producidos en Taiwán, Japón o Corea del Sur, para después ser ensamblados en China.

Entonces, en medio de una época digital en donde parecieran ser una necesidad para la rutina de los países desarrollados y subdesarrollados, ¿cómo podría describirse este fenómeno?

El profesor de la Universidad Tufts en Massachusetts y autor del libro Chip War: The Fight for the World’s Most Critical Technology (2022), Chris Miller, se refiere a ello como una “guerra de chips”, en la que se enfrentan ambas potencias mundiales.

La pregunta más inquietante es, ¿quién anvanza más rápido?

Estados Unidos y China: la competencia por el mercado de los microchips

En la actualidad, la industria de estos pequeños componentes de silicio mueve más de $500.000 millones de dólares, pero expertos entrevistados por la BBC esperan que esta cifra se duplique en 2030, es decir, en menos de 10 años.

Tales pronósticos no son menores, ya que este sector es uno de los más poderosos en la economía global.

Y a pesar de que los semiconductores que se utilizan en esta área fueron inventados en Estados Unidos, países de Asia oriental como los mencionados se han posicionado como imponentes productores, dispuestos a invertir números altísimos con tal de competir con la nación norteamericana en la creación de tecnologías eficientes.

“Es lo que la industria de los semiconductores llama la ley de Moore, que es esencialmente doblar la densidad de los transistores con el paso del tiempo, y ese es un objetivo muy difícil de lograr”, dijo a la BBC el socio de Bain & Company en Silicon Valley, Jue Wang.

“Permiten que nuestros teléfonos sean más rápidos, que nuestro archivo de fotos digitales sea más grande, que nuestros dispositivos inteligentes sean más inteligentes con el tiempo y que se enriquezca más el contenido de nuestras redes sociales”, añadió.

El mayor productor de microchips actualmente es Taiwán, un territorio que China ha reclamado como suyo y que según varios especialistas ha logrado protegerse gracias a su “escudo de silicio”, un componente clave en el desarrollo de esta tecnología y un atractivo constante para Pekín.

La nación del mandatario Xi Jinpin se ha enfocado en avanzar en esta materia y a pesar de que, según Chris Miller, aún están lejos de convertirse en los líderes mundiales, sí han presentado mejoras.

“Lo que encuentras históricamente es que cada vez que los países más poderosos logran avances en tecnología informática, lo que hacen es implementarlos en sus sistemas de inteligencia y militares”, aseguró a la BBC.

Y eso es precisamente lo que preocupa a Estados Unidos, ya que dependen en gran parte de países asiáticos para potenciar su propia industria.

Las restricciones e incentivos de Estados Unidos

La administración del presidente Joe Biden ha impuesto una serie de medidas para dificultar los avances de China por sobre Estados Unidos.

Entre ellas, se encuentran obstáculos para que las empresas de su territorio no puedan exportar microchips a ese sector. También prohibió a sus ciudadanos y residentes que apoyen “el desarrollo o producción” de estos componentes en algunas fábricas del país asiático.

Aquello les ha significado un duro golpe en su industria.

En palabras que dijo a la BBC el analista de la firma Trivium China, Linghao Bao, “si miras a los ejecutivos de la compañías chinas de semiconductores, muchos de ellos poseen pasaporte estadounidense, estudiaron o se desarrollaron en ese país y tienen la green card (tarjeta de residencia)”.

“Eso es un gran problema”, añadió.

Tales restricciones de La Casa Blanca vienen acompañadas de intenciones de producir más microchips, a través de inversiones como la de la Ley CHIPS y Ciencia, la cual destina cerca de $53.000 millones de dólares en apoyo para las empresas que decidan fabricar estos elementos en el territorio local.

Una de las que aceptó este marco fue TSMC, que ya está dirigiendo $40.000 millones de dólares a dos nuevas plantas de producción, las que serían sus primeras fuera de Taiwán.

De la misma manera, la compañía de microchips de memoria, Micron, anunció que en las próximas dos décadas esperan tener una en el estado de Nueva York, lo cual les costaría una inversión de $100.000 millones en dicha moneda.

“La ley permite reducir las diferencias en cuanto a los costos de producción que existen en Estados Unidos versus los de Asia”, declaró el presidente ejecutivo, Sanjay Mehrotra, para luego añadir que “lo que es importante es que habrá una paridad en el sector a nivel global”.

Proyecciones de la carrera tecnológica

Frente a este escenario y el deterioro de marcas chinas como Huawei, Xi Jinping compartió sus impresiones en octubre de 2022.

“Vamos a concentrarnos en las necesidades estratégicas nacionales, reagrupar nuestras fortalezas para llevar a cabo nuestras propias investigaciones científicas y tecnológicas, con la determinación de ganar la batalla en los sectores clave de la tecnología”.

Y pese a que Miller detalló al citado medio que —hasta el momento— Estados Unidos va ganando la carrera por estos componentes, el experto mira con expectación lo que se viene en el futuro.

“Habrá mucho tira y afloja entre las compañías estadounidenses, las de Taiwán, las de China y cualquier otra firma de otro país. Solo será en lo que concierne a los microchips más avanzados de memoria y lógica donde veremos un esfuerzo real de Washington para aislar a China de las redes de innovación y un esfuerzo de Pekín para construir su propia cadena de suministro sin contar con la presencia de Estados Unidos”

Fuente: https://www.msn.com/es-cl/noticias/otras/el-mercado-de-los-microchips-la-ardua-carrera-entre-estados-unidos-y-china/ar-AA16WKUM

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