La subasta es un hito importante en el esfuerzo de la administración Biden por instalar turbinas eólicas en todas las costas de Estados Unidos como parte de su programa de lucha contra el cambio climático.
Según el Departamento de Interior, los proyectos que se desarrollen en la zona podrían abastecer algún día a 1,5 millones de hogares, y son una parte clave de los esfuerzos de California por abandonar el uso de combustibles fósiles en su sector energético para 2045.
La venta también sitúa a Estados Unidos, que ha ido a la zaga de Europa en el desarrollo de parques eólicos marinos, a la vanguardia de la expansión de las turbinas flotantes, una tecnología emergente necesaria cuando la profundidad del océano impide el uso de los modelos estándar de equipos fijos.
«Esto sitúa a California en el camino de convertirse en un centro mundial de tecnología eólica marina», declaró JC Sandberg, director ejecutivo interino de la American Clean Power Association, en una llamada con periodistas.
