¡Bienvenidos a este Miércoles de Reflexiones!

Escribo estas líneas desde el aeropuerto de Portugal, camino a casa después de varios días de vacaciones con mi familia.

Cuando tomé consciencia de que ya se terminaban las vacaciones y me iba a separar de mi familia, se me cayeron unas lágrimas. Entonces considere cambiar el pasaje y quedarme unos días más en la casa de mi hermano y su novia, hasta que llegue a esta conclusión:

“Es mejor que me vaya ahora, que estoy disfrutando, y que tengo ganas de quedarme, y no que me quede más tiempo y nos empecemos a fastidiar.” 

Y ahí, el cocinero Francis Mallmann se me cruzó con una frase que dijo “Cuando un miembro de mi equipo llega a su mejor momento y estamos trabajando increíblemente juntos, sé que es momento de separarnos. Porque desde ese momento solo queda que la relación vaya para abajo, no hay más lugar para mejorar e ir para arriba”.

También me acordé de mi profesor de tenis, terminaba la clase practicando saque, y cuando hacía uno bueno me decía “retirate con ese”.

Con esto en mente, traigo los finales a la reflexión. 

Socialmente se asocian los finales con algo negativo. De la forma en que lo veo, cuando algo se termina a tiempo, con claridad en los motivos, y respeto, no tiene por qué terminar mal, de hecho, puede terminar bien y dejar la puerta abierta para un trabajo conjunto o una colaboración en el futuro.

Como líderes, es importante asumir los finales como parte del proceso de desarrollo y evolución. Así como un día empieza y termina, como las horas empiezan y terminan, y como cada cosa en la vida. Tener consciencia sobre la necesidad de los finales nos va a permitir navegarlos desde otro lugar, desde la aceptación, la preparación, y principalmente, desde el foco en la oportunidad que generan.

Parte de la dificultad de los finales tiene que ver con que nos enfocamos en lo que dejamos atrás. La realidad es que cuando un final llega a nuestras vidas, ya sea optativo o no, es porque el ciclo está cumplido, esa relación o circunstancia ya no es la misma, nos aferramos a lo que fue, a lo que creemos que pudo ser, o a una confusión en nuestras expectativas. De esta forma, ignoramos la realidad que es la que nos llevó a ese punto, puede ser descontento, desencuentro, desgaste, frustración, estancamiento, falta de motivación, entre otras cosas. Por esto, es importante ser claro sobre la realidad que estamos cerrando, y enfocarse en todo lo que tenemos por ganar, así como en todo lo positivo que nos queda de esa etapa. Por último, es clave confiar en que los nuevos desafíos y enseñanzas van a llegar para que sigamos desarrollándonos como profesionales y como seres humanos, aun cuando no podamos identificar las oportunidades inmediatamente. 

En el libro “necessary endings”, el autor, Dr. Henry Cloud, hace un paralelismo entre los finales y la poda de una rosa. Para que un rosal crezca más fuerte, hace falta podarlo para que toda la energía de la planta se concentre en las ramas principales. En el caso de las organizaciones y en las personas, ocurre lo mismo. Hay ramas que podar para que podamos florecer con más fuerza, esto aplica a las relaciones, por ejemplo, es necesario soltar algunas amistades para que otras se fortalezcan, o en las organizaciones, hay que dejar ir a algunos integrantes, o cerrar departamentos, para que la organización siga creciendo. ¿Es fácil tomar la decisión? No siempre, pero vale la pena del momento, la alegría y la gloria de florecer en el futuro. 

Lo que nos define no es lo que se nos presenta, sino cómo lo navegamos. Hay diferentes tipos de finales, es mucho mejor si nos vamos con alegría, en un buen momento, porque eso nos da ganas de volver y deja la puerta abierta. Cuando postergamos el final, nos vamos desgastados, frustrados, y muchas veces cerrando puertas. 

Hoy te invito a pensar proactivamente en tu vida tanto personal como profesional. Pensa en las cosas que te frustran, que te sacan energía, o que ya no te alegran:

  • ¿Cómo te ves dentro de un año?
  • ¿Querés seguir lidiando con esas cosas en el futuro?
  • ¿Qué indicio concreto hay que te haga creer que algo va a cambiar?
  • ¿Qué tiene que cambiar para que logres estar donde querés estar?
  • ¿Qué finales estás postergando?
  • ¿Qué final inesperado/indeseado en tu vida te llevó a un lugar mejor?
  • ¿Qué aprendiste de esa experiencia?
  • ¿Qué final pudo haber sido mejor si hubiese sido a tiempo?
  • ¿Cómo vas a encarar el cambio la próxima vez que algo cumpla su ciclo?

Redacción: Gise Di Fabio para el Comité Empresarial de Mujeres AACC / FEBICHAM

gi@itscoachingtime.com

comitedemujeres@argentineamerican.org

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