España se enfrenta a un desafío extraordinario: ser uno de los países más longevos del mundo. Pero la conquista no le va a salir gratis. El fuerte envejecimiento de su pirámide demográfica de aquí a 2050 generará importantes retos sociales y económicos, aunque también sustanciales oportunidades de negocio para el sector privado. Sin ir más lejos, las necesidades de cuidados de larga duración de la población crecerán drásticamente en las próximas tres décadas, sobre todo los relacionados con la dependencia. El desafío exige repensar el modelo sociosanitario y una fuerte inyección económica para evitar que se resquebraje el Estado de bienestar español.

La cuenta atrás ha empezado. Y lo ha hecho bajo mínimos. España apenas destina el 0,9% del PIB a cuidados de larga duración (incluida la asistencia sanitaria y social), por debajo de la media de los países de la OCDE, donde este gasto representa el 1,5%. Estas cifras evidencian que no está a la altura de la inversión que le corresponde a un país tan longevo. Los Estados que más aportan son Países Bajos, donde esta partida alcanza el 4,1% del PIB, y Noruega, donde supone el 3,7%. La organización internacional estima que el gasto en cuidados se duplicará e incluso triplicará en 2050, impulsado por el envejecimiento de las poblaciones. Y cree que los gobiernos tendrán que encontrar un equilibrio entre ofrecer acceso a una atención de buena calidad y hacer sus sistemas económicamente sostenibles.

En ese complejo juego de equilibrio está España, que también calcula que hasta 2050 su gasto público en cuidados podría crecer a más del 2% del PIB y que el número de mayores de 65 años beneficiarios de ayudas a la dependencia podría duplicarse, hasta llegar a 1,6 millones de personas, según recoge el documento España 2050, presentado por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el pasado mayo como un ejercicio para decidir “qué país queremos ser dentro de 30 años”. Añade el plan que el gasto público en pensiones podría incrementarse en hasta cinco puntos de PIB (ahora supone el 12% del PIB) y el gasto sanitario podría aumentar en más de un punto. Una factura de calado que España tendrá que pagar. ¿Cómo? Entre otras medidas, incrementando las cotizaciones y estudiando la prolongación de la vida laboral de los mayores de 55 años, lo que reduciría el gasto público en pensiones y no iría “en detrimento del empleo de los jóvenes, puesto que los trabajos que realizan unos y otros son complementarios y no sustitutivos”, argumenta el Gobierno.

Fuente: https://elpais.com/economia/negocios/2022-01-09/el-tsunami-que-viene-la-economia-de-los-cuidados.html

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