A emprender se aprende. Cierto que hay que tener arrestos para liarse la manta la cabeza, pero eso, en realidad, lo llevamos todos de serie. La clave es conocer para atreverse con fundamento. Durante toda una vida en Banco Santander, especialmente en la Oficina de Empresas, José Antonio Montalbán ha visto ese interior volcánico del emprendedor hervir hasta la erupción en excitantes aventuras. Ahora, prejubilado, explica ese proceso en iniciativas como Finanzas para Mortales, un programa solidario de educación financiera impulsado por Banco Santander a través del Santander Financial , SANFI, reconocido como una de las principales iniciativas del país en esta materia, tanto por el Banco de España como por la CNMV.
Para empezar, Montalbán niega el miedo que nos rodea. «Un momento tan delicado como este es tan válido como cualquier otro para emprender si el producto o el servicio que generas es innovador o diferenciador y cubre un nicho de negocio». Lo ilustra tirando de su infinito anecdotario: «Conozco pequeñas empresas que se han reinventado para adaptarse a las circunstancias, como una que fabricaba tejidos para cortinas y se ha puesto a hacer mascarillas; les está yendo bien».
Además de modelos motivadores, su labor voluntaria en Finanzas para Mortales proporciona «formación en conceptos básicos y en una metodología para enfrentarse a las circunstancias financieras que conlleva la puesta en marcha, consolidación y viabilidad de una idea o un proyecto».
El gran ejemplo tiene que ver con la financiación. «Todo el mundo piensa en la financiación bancaria, pero hay muchas fórmulas, y cada proyecto pide un tipo de financiación diferente». La web www.finanzasparamortales.es/tag/emprendimiento/ es una buena puerta de entrada a la divulgación que Finanzas para Mortales hace de este y otros asuntos relacionados con el emprendimiento.
Así, respecto a este tema, se explican prácticas como el crowdfunding, por la que el emprendedor expone su proyecto a través de las redes sociales o sitios web especializados para, en un plazo fijo y limitado, recibir aportaciones económicas de los mecenas, que pueden ser recompensados tanto con participaciones en la empresa como con obsequios, descuentos, etc.
También el menos conocido crowdlending, una página web que sirve de plataforma para que muchos ahorradores presten pequeñas cantidades de dinero a otras personas o a pequeñas empresas a cambio de un interés que depende del riesgo de la inversión. Aunque la herramienta de nombre más romántico quizá sea el business angel, una persona con recursos que facilita dinero a negocios de nueva creación, generalmente a cambio de acciones de la compañía.
Pero Finanzas para Mortales también aclara conceptos más básicos del emprendimiento. Por ejemplo, explica con detalle qué es un autónomo, la persona que desempeña una actividad profesional a cambio de una remuneración económica de manera independiente. Regidos por el Estatuto de los Trabajadores, deben cumplir con sus obligaciones con la Seguridad Social y Hacienda, pero de forma diferente que el asalariado, con múltiples posibilidades que se adaptan a los diferentes perfiles.
Cualquier emprendedor que se precie deberá abordar, además, el espinoso asunto de los impuestos. Finanzas para Mortales profundiza en los complejos (pero bastante menos cuando se explican bien) vericuetos del IVA, que se aplica sobre la compra y venta de productos y servicios, o el IRPF, que lo hace sobre los diferentes ingresos que una persona recibe.
Por último, nos guste más o menos, la contabilidad resulta imprescindible para que el orden prevalezca sobre el entusiasmo. Aparecen aquí conceptos como el balance, documento que recoge el origen y la aplicación de los fondos, así como los bienes, derechos y obligaciones de los que es titular la empresa, diferenciando entre activo y pasivo; la cuenta de resultados, que recoge la diferencia de los ingresos y gastos de cada una de sus actividades; y otros términos con los que el emprendedor tendrá que familiarizarse.
Todo es ponerse. «Mucha gente me dice que pensaba que los bancos eran solo gente con corbata que te atendía detrás de una mesa y con cara de pocos amigos… Hasta que nos conocen y se sientan con nosotros para que les expliquemos cosas que antes les sonaban a jerga incomprensible», concluye Montalbán».
Fuente: https://www.elmundo.es/economia/actualidad-economica/2021/01/11/5ff46882fdddffc5458b456f.html