Las medidas de confinamiento dispuestas para evitar la expansión del coronavirus le dieron un fuerte impulso a las ventas electrónicas que, según la Cámara Argentina de Comercio Electrónico (CACE), crecieron 106% en el primer semestre de este año, si se lo compara con el de 2019. Esta escalada arrastró a otros negocios vinculados al sector, como el de la firma peruana de envíos de última milla Chazki, que en julio ya había alcanzado los objetivos definidos para diciembre.

«En la región multiplicamos por cinco la cantidad de repartos entre abril y julio y en la Argentina, por ocho», asegura a LA NACION Federico Scarano, country manager en el país, y cuenta que la empresa necesitó mudar su centro de acopio a uno más grande para poder acompañar el aumento de la actividad. Actualmente los repartidores entregan 10.000 paquetes por día en el Área Metropolitana de Buenos Aires y pronto el servicio estará disponible también en Rosario y Córdoba.

Chazki nació en 2015 en Perú, fundada por Gonzalo Begazo, su actual CEO, que decidió emprender luego de trabajar en Silicon Valley como director de Finanzas de Google y de pasar por otras firmas tecnológicas como Microsoft e IBM. La Argentina fue el segundo país en el que desembarcó la empresa, en 2017, y luego se expandió también a México y Chile. Según datos de la operación a nivel regional, Chazki factura US$1 millón al mes y se prepara para ingresar al mercado de Colombia en 2021.

En el país la empresa no compite con otras aplicaciones de reparto como Rappi y Glovo porque no vende a través de una plataforma, sino que trabaja con empresas que le garantizan un mínimo de 100 envíos por mes cada una. Algunas de las marcas aliadas son Purina, Dolce Gusto, Pigmento, Nespresso, Pandora, Peixe, Herbalife, Bimbo, Isadora, Todo Moda, Redbull y Oster, entre otras.

La empresa cuenta con tres formatos de entrega: retiros y entregas en el día, retiros en el día y entregas al día siguiente o entregas programadas. Además, su plataforma está integrada con los principales MercadoLibre Flex, ecommerce Vtex y Magento 2.

«A diferencia del correo tradicional, trabajamos bajo demanda; nos adaptamos a los flujos y evitamos mantener una estructura rígida que genere costos», apunta Scarano. A los repartidores, que son más de 300 en el país, se les paga por envío pero, a diferencia de las apps de delivery, se les otorga una orden de entrega de varios pedidos juntos y no uno por uno, lo que genera mayor eficiencia para la empresa y una mayor ganancia para ellos.

La firma le cobra a las empresas una tarifa plana por el envío de sus productos, siempre que sean paquetes de hasta 10 kilos. «Es una tarifa única de acuerdo al tipo de servicio. Entregar hoy, mañana o en una fecha programada tiene otro precio, pero nos interesa poder darle previsibilidad con los costos a las empresas y que no sea necesario cotizar paquete por paquete», detalló Scarano.

Para el ejecutivo, los consumidores están dispuestos a pagar hasta un 10% sobre el valor del producto en costo de envío y asegura que ese servicio es clave porque termina por definir la experiencia total de la compra. «Sabemos que aunque el proceso de compra haya sido bueno y la empresa se haya esforzado por captar a ese cliente, si la entrega es mala, con feo packaging, toda la experiencia se arruina. El costo de adquisición del cliente es de 5 a 10 veces más alto para un cliente nuevo que uno que ya realizó una compra. En otras palabras, si la experiencia total no es evangelizadora, muchos clientes no realizarán nuevas compras», detalló.

Cuando llegó al país, Chazki tenía solo dos empleados y hoy son cerca de 80. Los repartidores no son empleados de la firma, sino que trabajan por su cuenta, y son alrededor de 300. No utilizan bicicletas, sino motos y camionetas. A diferencia de las plataformas de delivery, no todas las personas que se inscriben para convertirse en repartidores acceden, sino que hay un proceso de selección y luego los pedidos se reparten de acuerdo a un sistema de scoring o puntaje. Quien tenga un mejor porcentaje de entrega recibe más volumen.

En medio de la pandemia, y con el aumento exponencial de los paquetes repartidos, Chazki debió mudar su centro de distribución a uno más grande, en Munro. Por otro lado, dejaron la oficina de cowork en Palermo y, además de protocolos sanitarios para el trabajo, dispusieron un plus del 15% salarial para el personal que continuó trabajando de manera presencial en el depósito.

«Tuvimos que correr mucho para adaptarnos a las nuevas circunstancias y mantener la operación sana, sin altibajos -narra Sacarano-. El crecimiento en cantidad de pedidos que esperábamos de una manera paulatina llegó de golpe, en un año en el que definitivamente el growth marketing fue el Covid-19».

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/economia/negocios/durante-pandemia-la-start-up-peruana-multiplico-nid2464718

Imágen: https://chazki.com/

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