España y Grecia fueron durante muchos años sinónimo de crisis, desempleo, emigración y decadencia.
Ahora se han convertido en las locomotoras de crecimiento de la Eurozona.
Se espera que España crezca un 2,9% este año, más que cualquier otra economía avanzada y más del triple de la media de los países de la Eurozona, mientras que la economía griega registrará un crecimiento de alrededor de 2,3%, según el FMI.
Al mismo tiempo, Alemania y Francia, las dos economías más grandes de la Unión Europea (UE), se pelean por el infame título de «hombre enfermo de Europa».
Se espera que la economía alemana se contraiga un 0.2% este año, mientras que Francia, que crece muy poco, cerrará 2024 con un gran déficit en sus cuentas públicas equivalente al 6% del PIB, lo cual ha encendido las alarmas.
La preocupación es tal que el lunes 2 de diciembre los costos de endeudamiento de Francia superaron a los de Grecia por primera vez en la historia.
«La economía griega está en muy buena forma. Hay un repunte después de una larga crisis. Hay un gran número de inversiones importantes y también han aumentado los ingresos que dejan los turistas», explica Vassilis Monastiriotis, profesor de Economía Política en el Instituto Europeo de Economía de la Escuela de Economía de Londres (LSE).
Sin embargo, Monastiriotis cree que el crecimiento podría ser mejor.
«Lo que está sucediendo en el resto de Europa, especialmente en Alemania y Francia, está arrastrando a la baja el crecimiento de Grecia», añade el economista griego.
Por su parte, Ruben Dewite, economista del grupo de expertos ING con sede en Bruselas, afirma que desde el fin de la crisis del coronavirus, España es uno de los países que más ha contribuido al crecimiento económico de la Eurozona.
«En ese sentido, se puede decir que ambas naciones del sur de Europa se han convertido en locomotoras de crecimiento del bloque», le dice a BBC Mundo.
Récord tras récord tras largas crisis
España y Grecia fueron de los países más afectados por la Gran Recesión que golpeó la economía mundial en 2008.
En España se desató una gran crisis económica que se vio acentuada por la explosión de una burbuja inmobiliaria, mientras que en Grecia la crisis se intensificó en 2010 cuando el país reveló un altísimo déficit, quedó excluido del mercados de bonos y se vio obligado a pedir préstamos de emergencia a la UE y al FMI.
Ambos eventos formaron parte de la crisis del euro que amenazó con acabar con la Eurozona.
Los dos países lograron superar sus crisis gracias a generosos rescates internacionales y duros programas de austeridad. También introdujeron cambios legislativos para atraer inversiones y generar crecimiento económico.
Pero cuando apenas estaban cicatrizando las heridas dejadas por la crisis, llegó la pandemia de 2020.
España volvió a caer en recesión ese año. Su enorme dependencia del turismo hizo que su economía se contrajera un 11% en 2020, el mayor desplome en 85 años y el mayor dentro de la UE.
El fin de la pandemia desató un auge en el sector turístico, que dio un gran impulso a las economías de los países del sur de Europa.
«Cuando España se abrió de nuevo al final de la pandemia se dio el fenómeno de ‘gasto de revancha’ de los consumidores tras el largo periodo de confinamiento», explica el economista Ruben Dewitte.
«La gente tenía ganas de salir, de tomar vacaciones y gastar dinero, y la economía española se ha beneficiado de esto».
Desde entonces, España sigue sumando récords en ingresos por turismo y en la llegada de viajeros.
En agosto, el número de turistas internacionales que visitaron el país rozó los 11 millones, un 7,3% más que en el mismo mes del año anterior y superior a la cifra de julio.
Se espera que el país supere este año los 65 millones de llegadas internacionales, otra cifra récord.
Grecia ha experimentado un repunte similar.
De acuerdo a un informe del Insete, una ONG fundada por iniciativa de la Confederación Griega de Turismo, las llegadas internacionales ya superan los niveles previos a la pandemia.
Entre enero y agosto de 2024, el país recibió más de 27,7 millones de visitantes, un aumento de casi el 10% en comparación con el mismo período de 2023.
Aumento de la confianza y de las inversiones
Las economías de España, Grecia y otros países del sur de Europa también han estado beneficiándose de un gran paquete de ayuda de 750.000 millones de euros (US$789.000 millones) aprobado por la Unión Europea en 2020 para impulsar la recuperación económica del bloque tras la pandemia.
En el caso de Grecia, la confianza de los mercados financieros ha vuelto, así como las inversiones, apunta el economista Vassilis Monastiriotis, de la LSE.
«Desde el fin de la crisis de la deuda soberana, ha habido mucho énfasis en políticas para subir los ingresos de la población, como el aumento del salario mínimo en 2019», explica.
Según Monastiriotis, esto le ha dado un gran impulso a la economía griega y a la demanda interna.
«Además, con el cambio de gobierno en 2019 hubo un aumento de la confianza de los inversores, por lo que las inversiones en el país se han incrementado», prosigue.
Varias empresas multinacionales como Microsoft y Pfizer han realizado millonarias inversiones en Grecia en los últimos años.
«Pero el principal impulso para la economía lo ha dado el turismo», insiste Monastiriotis.
El año pasado visitaron el país 33 millones de personas, una cifra récord, según el Banco de Grecia.
De acuerdo a la misma fuente, el número de visitantes había aumentado un 15,5% en el primer semestre de 2024. Se espera que este año supere los 35 millones.
En respuesta a la creciente demanda, varias aerolíneas han anunciado planes para aumentar el número de asientos y vuelos disponibles a Grecia.
Un gran número de empresas también está invirtiendo para aumentar y para satisfacer la demanda hotelera de los viajeros.
Pero mientras los políticos y la industria turística celebran estas inversiones, muchos griegos se quejan de que hay un exceso de turistas que está saturando los servicios públicos, generando escasez de agua y haciendo que los precios de la vivienda se disparen.
Katerina Kikilia, jefa del departamento de Gestión Turística de la Universidad de Ática Occidental, en Atenas, cree que en Grecia ya hay un problema de «sobreturismo», sobre todo en los meses de verano.
«Aparte de la capital, también lo hay en las famosas islas griegas de Miconos y Santorini, que ya tenían ese problema en 2019 o incluso antes y ahora se ha vuelto intolerables para los locales», le dijo a la BBC en septiembre de este año.
El exceso de turismo también se está dejando sentir en España. El pasado verano hubo protestas en ciudades como Barcelona, Málaga o Palma de Mallorca en contra de la llegada masiva de visitantes.
Los manifestantes denunciaban que los turistas no solo saturan los espacios públicos sino que también disparan el precio de la vivienda, ya que cada vez más apartamentos se destinan al alquiler vacacional, en detrimento de los residentes locales.
Inmigración y gasto público
Aparte de las contribuciones del sector turístico y del gasto gubernamental que se ha incrementado fuertemente desde la crisis del coronavirus, otro factor que ha impulsado el crecimiento económico español ha sido el aumento de la productividad por hora, facilitado en parte por un fuerte aumento en la inmigración.
España recibió en 2022 un total neto de 727.005 inmigrantes, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Asimismo, las exportaciones de servicios profesionales se han disparado.
«Han pasado de representar alrededor del 6% del PIB al 7,5%. Hemos visto un fuerte aumento de la demanda proveniente de América Latina y de Estados Unidos, por lo que se puede intuir que está ligado a servicios que están siendo ofertados en español», explica Miguel Cardoso, economista de BBVA Research.
Cardoso afirma que es difícil que todo el mundo se beneficie de igual manera de la mejora económica y que esta vez los migrantes han sido de los que más han aportado y de los que más se han beneficiado.
Según un análisis realizado por Fedea y BBVA Research, el 90% de los trabajadores que se han incorporado al mercado laboral español en los últimos tres años son inmigrantes.
El problema de la inflación
Cardoso señala que una parte de la población española siente que, pese al buen estado de la economía, ha perdido poder adquisitivo por el aumento de la inflación.
«Sienten que tiene el mismo empleo que tenían hace cinco años, que su salario no ha crecido con la inflación y que cada vez pagan más impuestos», precisa.
«Aquí en España todos te van a decir muchos lo mismo: la cesta de alimentos cuesta el doble o más que hace algunos años, mientras que los salarios apenas han subido», le dice a BBC Mundo Samuel Rico, gerente del TSR Group, una empresa de transporte y envío de mercancías con sede en Madrid y A Coruña.
«Yo viajo bastante y siento que cada vez España está más cara. Los precios aquí ya son tan altos como en Francia y siento que cuando voy a Alemania ya casi que es más barato un supermercado allá, pero la diferencia es que los salarios alemanes y franceses son mejores que los españoles», añade.
«Y para los empresarios es aún peor. Cada vez pagamos más impuestos, lo cual tampoco se traduce en la mejora de los servicios públicos. Pero sí que cada vez cuesta más contratar a alguien».
Según los economistas, en el actual contexto inflacionario, los beneficios de la recuperación tardarán en llegar al grueso de la población.
Y esto sucederá siempre y cuando el crecimiento continúe de manera sostenida, advierten.
¿Crecimiento sostenible?
Para los economistas, queda la duda sobre si el crecimiento de España y de Grecia será sostenible en el tiempo.
Ruben Dewitte prevé que el aumento del PIB español perderá velocidad.
«Si vemos los factores que han contribuido al fuerte crecimiento de España, el turismo, el gasto público y la inmigración, son factores que simplemente no pueden seguir creciendo indefinidamente por un largo plazo», apunta el economista.
Pero cree que hay dos factores que podrían ayudar: el consumo y la inversión privada.
Por su parte, Vassilis Monastiriotis considera que los fundamentos de Grecia son buenos: «La deuda está disminuyendo, por lo que la expectativa es que el crecimiento seguirá por encima de la media europea en los próximos años».
Pero admite que la economía griega tiene un gran problema estructural y otro de productividad.
«El país depende de la exportación de unos pocos productos, como el petróleo, así como del sector turístico».
Por eso cree que el crecimiento actual no es sostenible a largo plazo.
«La economía griega a largo plazo tiene el gran desafío de pasar por una transición hacia la diversificación, crear más industrias, más manufactura y también una producción más ecológica».
Otro desafío es el desempleo en ambos países.
Aunque se ha reducido drásticamente desde la crisis, sigue siendo de alrededor de 11% en España y 9% en Grecia, cerca del doble del promedio de la Unión Europea.
Fuente: https://www.bbc.com/mundo/articles/c1dpgwky40ro