Bienvenidos a la reflexión del mes
“No es que sea ambicios@”
¿Alguna vez escuchaste esta expresión ó te encontraste explicando tus objetivos evitando “parecer una persona ambiciosa”?
Escucho esa expresión muy seguido, principalmente en sesiones con emprendedores y dueños de negocios. Me contratan para lograr desarrollar las habilidades que sus negocios requieren de ellos, así como las estrategias para lograr que sus emprendimientos alcancen nuevos niveles de productividad y crecimiento, y al momento de expresar el objetivo final, evitan la palabra “ambición” o aclaran cómo no los representa.
Repasemos la definición [Oxford dictionary]:
Ambición: Fuerte deseo de realizar o alcanzar algo que usualmente requiere determinación y trabajo duro.
La definición no tiene ninguna connotación negativa, ni limitante. Es más, yo la encuentro positiva, sin embargo, al no asumirnos ambiciosos, estamos en una contradicción entre nuestros objetivos, y el deseo mental que define la acción para alcanzarlos.
Lo que quiero decir es que si nuestro objetivo es que nuestra compañía siga creciendo y alcance nuevos niveles de actividad, necesitamos que mejoren los KPIs, impactando la facturación y principalmente el resultado.
Al no asumirnos ambiciosos, y tener este concepto asociado a algo negativo, tendemos inconscientemente a boicotearnos en la ejecución de los planes y las estrategias que armamos. Generalmente el impacto del auto-saboteo está en lo económico y en el desarrollo del negocio porque la ambición se asocia a la acumulación de bienes materiales, tales como el dinero, por lo tanto, querer ganar más dinero se podría considerar negativo.
Desde mi punto de vista, lo que define si esta cualidad es positiva o negativa, es el objetivo último por el que estamos trabajando duro y siendo determinados.
Entiendo que muchos de mis lectores estén en paz con su ambición. El motivo por el que traigo esto a reflexión es porque encuentro este limitante en compañías familiares pequeñas y medianas, y emprendedores jóvenes, por lo tanto, quiero invitarlos a que expresen con libertad y convicción esta cualidad, y así, las personas que los rodean puedan amigarse con esto, y aprender que es clave alinear nuestros objetivos y nuestras creencias con nuestras acciones.
Lo que nos define es nuestro comportamiento como seres humanos, no la acumulación de bienes, ni de poder, ni la fama, entre otros.
¿Cómo te relacionas con la ambición?
¿A quién crees que podría servirle esta reflexión?
Redacción: Gise Di Fabio para el Comité Empresarial de Mujeres AACC/FEBICHAM
comitedemujeres@argentineamerican.org