Estados Unidos y China:  unas relaciones entre el riesgo y la oportunidad

Por: Sonia Schott

actual posición de Washington con respecto a Pekín es que,” la competencia estratégica es el marco a través del cual Estados Unidos contempla su relación con China, en respuesta a los desafíos directos que este país presenta a sus intereses” según el Departamento de Estado.

Y es que, si bien si bien China es un socio comercial importante para Estados Unidos, también es un competidor de cuidado debido a prácticas que incluyen el comercio de bienes ilícitos, el uso del trabajo forzado y el robo de tecnologías sensibles, entre muchos otros temas.

Las cifras oficiales estadounidenses, sobre el comercio de bienes y servicios con China totalizaron, en 2023, unos $ 643,2 mil millones; las exportaciones fueron de $ 195,5 mil millones; la balanza de importaciones arrojó $ 447,67 mil millones.

En cuanto a la inversión estadounidense en China, está fue de unos $ 126,9 mil millones en 2023, un aumento del 3,8 por ciento con respecto a 2022.

Desde que se oficializó la relación bilateral en 1844, cuando ambos países firmaron el Tratado de Wanghia, que prohibía el comercio del opio y concedía a Estados Unidos el estatus de nación más favorecida en el comercio, las relaciones han experimentado altos y bajos.

Y es que los vínculos entre las dos economías más grandes del mundo son complejos y abarcan múltiples áreas, incluyendo el comercio, la tecnología, la geopolítica y la seguridad.

En 2018, durante la primera la administración de, Donald Trump, se impusieron aranceles y restricciones a productos chinos, afectando el comercio bilateral.

Nuevamente, durante su segundo periodo presidencial Trump firmó un memorando ejecutivo sobre “Comercio y aranceles recíprocos” como la última de una serie de acciones comerciales que incluyen  una ampliación  del 10%  del gravamen a China, a sobre el acero y el aluminio y que entran en vigor el 12 de marzo de 2025.

Y es que debido a la amenaza que representan las drogas como el fentanilo que se ha constituido en una emergencia nacional, según la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional (IEEPA, por sus siglas en inglés), Estados Unidos está forzando, a través de los aranceles, a que China tome medidas para impedir la exportación de esa letal droga.

Aunque ambas economías se necesitan, de acuerdo con Shannon K. O’Neil y Julia Huesa del Council on Foreign Relations, China es menos dependiente que Estados Unidos del comercio en general. “En las últimas dos décadas, el país ha ido reduciendo de forma sostenida la importancia del comercio para su economía, a medida que Pekín ha ido aumentando su producción interna. Hoy, las importaciones y exportaciones representan sólo alrededor del 37 por ciento del PIB de China, en comparación con más del 60 por ciento a principios de la década de 2000”.

Otro factor en la mira de Washington es que China está desarrollando altas capacidades militares.

Entre los temas geopolíticos preocupantes se encuentra la disputa del Mar de China Meridional, en el que varios países incluidos China, Vietnam, Filipinas, Malasia, Brunéi y Taiwán, reclaman la soberanía sobre varias islas de gran valor económico y geoestratégico.

Y es que por esa región pasa un tercio de la navegación marítima mundial, transportando más de 3 billones de dólares en comercio cada año pero, además la zona contiene enormes reservas de petróleo y gas natural y bajo el mando del presidente Xi-Jinping, se han construido, ciudades, pistas aéreas, instalaciones turísticas y de uso militar.

También está el tema de América latina y la presencia china.

Desde que asumió el poder en 2013, el presidente chino Xi Jinping ha puesto en marcha importantes proyectos de infraestructura como parte de la Iniciativa del Cinturón y la Ruta de la Seda (BRI, por sus siglas en inglés).

La visión de Xi incluye el desarrollo de una importante red de ferrocarriles, oleoductos, autopistas y cruces fronterizos simplificados y de puertos, para favorecer al creciente comercio marítimo.

América Latina, resulta extremadamente atractiva dado que alberga valiosas materias primas como el petróleo, la soja y el litio, además de proveer una ruta de a través del Océano Pacífico.

Si bien, recientes datos destacan la disminución de la inversión china en América latina su interés en, la tecnología de la información, las telecomunicaciones, la energía renovable y otras industrias emergentes está aumentando.

“El éxito de Huawei en América Latina y el Caribe se atribuye a la calidad del servicio al cliente y la construcción de redes de acceso a bajo costo o gratuitas en áreas remotas”, y si bien los equipos de Huawei no se pueden comerciar en  Estados Unidos desde 2022 debido a intereses de seguridad nacional, la empresa trabaja con grandes proveedores de servicios móviles y de internet en América Latina y el Caribe, destaca RMC un proveedor de soluciones y servicios de gestión de riesgos y ciberseguridad industrial.

En todo caso, debido a la creciente influencia de China en países en desarrollo, Washington ha reorientado sus prioridades estratégicas de la guerra contra el terrorismo a una estrategia que promueve un “Indo Pacífico libre y abierto” como un concepto que se extiende más allá de las fronteras geográficas y representa una identidad compartida entre las naciones que lidian con las preocupaciones por el ascenso de China, de acuerdo a My Air University, una publicación de la Fuerza Aérea estadounidense.

 

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