Con la mirada puesta en Washington…
Asumiendo la apuesta por la Inteligencia Artificial
Por Sonia Schott
No bien llegó a La Casa Blanca, el presidente Donald Trump, emitió una orden ejecutiva sobre inteligencia artificial que exige una revisión de las «políticas y directivas de IA existentes que actúan como barreras para la innovación estadounidense en IA».
Ya en 2019, durante su primer periodo presidencial, Trump estableció la, Iniciativa Estadounidense de IA, en pos de objetivos claves como: el aumentar la inversión en investigación de IA, liberar recursos informáticos y de datos federales de IA, establecer estándares técnicos de IA, desarrollar la fuerza laboral de IA. Estas líneas de esfuerzo se codificaron en la ley como parte de la Ley de Iniciativa Nacional de IA de 2020.
Y es que “La era de la inteligencia artificial (IA) ha llegado y está transformando todo, desde la atención médica hasta el transporte y la fabricación de insumos” según reconoce la administración Trump.
Obviamente, no es el único. Alrededor del mundo el estar al día con esta nueva herramienta multifacética se ha convertido en una prioridad para competir en un mundo cada vez más complicado.
“La inteligencia artificial ha pasado en un abrir y cerrar de ojos de ser un tema de ciencia ficción a una poderosa fuerza que está transformando nuestro mundo, redefiniendo la forma en que vivimos, trabajamos e interactuamos, promoviendo avances en educación, atención médica, agricultura, y también poniendo a prueba nuestros valores y derechos compartidos”, dijo el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, durante la Cumbre de Acción sobre la Inteligencia Artificial en París, convocada por los gobiernos de Francia e India con el objetivo de discutir estrategias para contrarrestar los riesgos que supone el rápido avance de esas tecnologías.
Pero ¿qué es la inteligencia artificial?
Según IBM, la inteligencia artificial (IA) es una tecnología que permite que las computadoras y las máquinas simulen el aprendizaje, la comprensión, la resolución de problemas, la toma de decisiones, la creatividad y la autonomía humana.
Cuando, Alan Turing, el matemático, informático, y filósofo inglés conocido como el padre de la informática, escribió en 1950, en la revista Mind, “Computing Machinery and Intelligence” mencionó por primera vez el término de inteligencia artificial, en referencia a que las maquinas podían pensar.
Si bien ya en 1943, Warren McCulloch y Walter Pitts propusieron un modelo de neuronas artificiales, sentando las bases para las redes neuronales, la tecnología central de la IA, Turing fue pionero en el desarrollo de la informática teórica, desarrollando los conceptos del algoritmo y la computación.
En el artículo, Turing invitaba a considerar la pregunta ¿Pueden pensar las máquinas?
Hoy en día, la inteligencia artificial tiene una variada gama de aplicaciones como los chatbots y los asistentes inteligentes, basados que pueden entablar conversaciones sofisticadas y similares a las humanas, entender el contexto y generar respuestas coherentes. Sus mayores usos se encuentran ya en la atención al cliente, la asistencia virtual y la generación de contenido para proporcionar interacciones personalizadas y gracias a su capacidad de aprendizaje continuo, pueden mejorar su rendimiento con el tiempo.
Las aplicaciones de IA van incluso más allá de identificar objetos, comprender y responder al lenguaje pues, desde 2024, las investigaciones se centran en la IA generativa, en referencia a la tecnología capaz crear textos, imágenes, vídeos y otros contenidos originales, es decir una tecnología con capacidades de resolución de problemas simular la inteligencia humana: puede reconocer imágenes, escribir poemas o ayudar a periodistas en la investigación noticiosa y hacer predicciones basadas en datos.
De acuerdo a AWS, una firma que se encarga de la puesta de IA al servicio de los negocios cita el ejemplo de Deriv, uno de los corredores en línea más grandes del mundo, que enfrentaba desafíos para acceder a grandes cantidades de datos en varias plataformas pero que con la ayuda de tecnología de IA para recuperar y procesar datos de múltiples fuentes, como la atención al cliente, el marketing y la contratación redujo el tiempo dedicado a la incorporación de nuevos empleados en un 45 % y minimizó los tiempos de las tareas de contratación en un 50 %.
Obviamente también hay cautela por los alcances y usos que pueda tener en las manos equivocadas.
Cameron F. Kerry, Joshua P. Meltzer, Andrea Renda y Andrew W. Wyckoff del Instituto Brookings en Washington DC considera que “Para explorar la vasta “terra incógnita” de la IA, aprovechar sus oportunidades y gestionar sus riesgos se necesita una gobernanza que pueda adaptarse y responder rápidamente a los riesgos de la IA a medida que surgen, desarrollar una comprensión profunda de la tecnología y sus implicaciones, y movilizar diversos recursos e iniciativas para abordar la creciente demanda mundial de acceso a la IA. Ningún gobierno u organismo tendrá la capacidad de afrontar estos desafíos sin crear múltiples coaliciones y trabajar en estrecha colaboración con expertos e instituciones de la industria, la filantropía, la sociedad civil y la academia”
No en vano, lo que muchos han calificado como la geopolítica de la inteligencia artificial, ha servido para promover los intercambios de opinion a nivel internacional, para encontrar vías comunes que guíen el desarrollo de una tecnología que avanza rápidamente.