Escribir de otro tema sería dejarme capturar por la indiferencia. Mientras María Corina Machado y la Venezuela viva salen a sus calles a defender su libertad, hablo de hallazgos, causas, escenarios y cursos de acción. “No hay maniobra que pueda tapar la verdad”, dice María Corina Machado en medio de protestas mientras chavistas motorizados marchan ‘por la paz’.

Destaco el enfoque estratégico de María Corina. Dio por descontadas dos cosas: que el pueblo venezolano vota por cualquier candidato que no sea Maduro y que este iba a intentar reelegirse fraudulentamente. Por ello, durante la campaña se concentró en infundir al votante de la alegría y la esperanza que brotan de su privilegiada inteligencia emocional. Desde el domingo se enfocó en garantizarse el acceso a los resultados electorales verdaderos para terminar de deslegitimar al régimen, unir al pueblo venezolano tras una verdad incontrastable y reclamar a la institucionalidad internacional el apoyo que requiere la transición en el poder del Estado venezolano.

Los votos que se expresan en las calles. ¿Qué lo ha hecho todo tan difícil? La administración del Estado venezolano ha manejado los resultados de las elecciones recientes a su conveniencia, para continuar operando su modelo de gestión del poder. Un modelo que requiere de Venezuela solo como proveedor, sea de sus ricos yacimientos petroleros (tiene la mayor reserva de petróleo pesado del mundo) y mineros, de su atractivo logístico y geográfico para el narcotráfico y de su mano de obra menos calificada. Un modelo que excluye del poder al pueblo venezolano, pues no lo necesita como mercado. Un modelo que sirve a negocios internacionales rentables a quienes les basta entenderse con el despacho de Miraflores para asegurarse contra todos los riesgos locales, pues el Ejecutivo controla a todos los poderes del Estado.

Hoy más que nunca la oposición de Venezuela tiene legitimidad y Edmundo González es el nuevo presidente, dice Luis Tarbay, dirigente político. Por tanto, este modelo depende de una variada gama de actores no necesariamente conectados entre ellos, pero con grandes intereses en Venezuela. Incluye desde mafias transnacionales de negocios criminales (narcotráfico, minería ilegal, etc.) hasta multinacionales y élites locales, pasando por inversionistas públicos y privados con altas inversiones y financiamiento expuestos en el sector petrolero venezolano. Mientras, los Estados Unidos permanecen distantes, pues carecerían de sustento legal y/o entorno geopolítico favorable para una intervención militar a la vieja usanza.

De las tiranías, ¡líbranos Señor! El desenlace esperado depende de que se deje de tratar a Venezuela como a un yacimiento de recursos naturales y empiece a ser considerada como una sociedad merecedora de su propia institucionalidad, capaz de construir su futuro en libertad. De no hacerlo, la represión, alimentada por los aliados geopolíticos del régimen gobernante terminará ahogando a sangre y fuego el clamor del pueblo venezolano y asegurando la vigencia del modelo extractivo de recursos que opera el régimen actual.

Que el camino iniciado por la mayoría de los venezolanos no tenga marcha atrás. Que los actores locales que aún secundan al régimen se sumen al llamado de una Venezuela unida que les hace María Corina Machado. Que la transición esperada ocurra y dé señales claras a propios y extraños de nuevas reglas del juego caracterizadas por la transparencia, la inclusión y la libertad.

Escrito por:

Fernando Navia Gallardo
josefernandonavia@gmail.com

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