Más allá del evidente impacto del coronavirus en el comercio exterior de los países de América Latina, visible en la reducción de las exportaciones no solo hacia otros países sino en el frente intrarregional, la crisis que produjo la pandemia ha dejado dos cosas claras: una alta falta de apoyo a los exportadores y la implementación de medidas recursivas para tratar de capotear las circunstancias ante las débiles expectativas de corto plazo.
Una encuesta que realizó el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) a 532 empresas exportadoras de la región, en 10 países de Suramérica, entre ellos Colombia, y a 15 de Centroamérica y el Caribe, además de México, revela que ante una caída del 30 por ciento en las ventas externas, tendencia que seguirá por lo menos hasta julio, el sector está buscando con ‘pies y manos’ la manera de verse afectado lo menos posible ante la difícil coyuntura que atraviesa el consumo y la demanda de bienes y servicios.
En general, las ventas externas cayeron tanto por razones de oferta (cuarentena obligatoria o voluntaria en muchos países) como de demanda, aunque las primeras (en conjunto) tuvieron un mayor peso (51 por ciento frente a 41 por ciento).
En primer lugar, el sondeo muestra que casi 8 de cada 10 empresas (el 77 por ciento) afirmaron que sus exportaciones cayeron en el primer trimestre. Pero llama la atención que de ese total, más de la tercera parte (un 36 por ciento) ha visto descolgadas en sus ventas superiores al 61 por ciento e incluso en la totalidad de lo que vendían antes de la crisis, en tanto que otro 21 por ciento registró caídas entre el 31 y el 60 por ciento.